lunes, 10 de diciembre de 2012

I've got dreams to remember



Hace un par de semanas recibí este cuadro, pintado con su habitual buen gusto y maestría por el gran Javier Camara, gracias a la mediación de nuestro amigo Joserra. Me llevo todo el día mirándolo. En él está cantando, como siempre poniendo su alma en cada nota, uno de los temas de mi vida. Hoy hace 45 años de aquel fatídico accidente que le costó la vida y he querido compartir esos sueños para recordar. En Nowhereland seguirá vivo para la eternidad.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Everybody's Rockin': la última sorpresa de Neil Young.



Curioso lo de este disco. Nefasto, pobre de ambiciones, un desvío, se puede leer en las críticas sesudas de sesudos comentaristas musicales. Sin entrar en las posibles connotaciones de enfrentamiento con su discográfica, es cierto que visto desde una perspectiva actual, y mientras disfrutamos de su píldora psicodélica, se le puede considerar extraño dentro de la inmensa carrera del canadiense; como un inciso,  como si se hubiese desviado de su camino, como si le hubiese dado una “picá”, como decimos por aquí. Imposible compararlo con sus primeros y ya clásicos álbumes, pero…
Hay que situarse en la época. Entonces,  1983,  no teníamos tanta información como ahora, pero sí sabíamos que Neil Young iba a sacar un nuevo trabajo y esperábamos fuese algo "diferente" a los dos anteriores, Reactor y Trans. Cuando nuestro amigo Pepe, dueño de la mejor tienda de discos de Huelva (Music Box) y, para nosotros, del mundo entero, nos vio entrar (siempre íbamos en grupo, jeje), puso una sonrisilla sospechosa. Directamente, nos lo enseñó:


- "¡Ostras (o algo parecido), qué portada!"
Segunda reacción: “¿Ehto qué eh?”
No fue la primera sorpresa que nos habíamos llevado con el bueno de Neil,  la anterior con el Rust never sleeps fue alucinante, pero sí la última. A partir de este disquillo, ya nada nos sorprendería del Forever Young.
…Pero, ¡cuidao! … La sorpresa no fue, ni mucho menos decepcionante como, visto desde ahora, ¡treinta años después!,  pudiera parecer. He leído por ahí que este disco rosa representó un suicidio en su carrera y que después le costó recuperarse. Es verdad que a nivel comercial y entre la gente que se sintió “ofendida” tuvo mala acogida, pero por lo menos por nuestra parte, no pudo tenerla mejor. Al final son solo opiniones, solo eso. Y algo de falta de perspectiva. No era ni muchísimo menos lo que esperábamos, pero tras unas cuantas y pertinentes escuchas (hay que escuchar muchas veces un disco para conocerlo), le “cogimos el punto”. Siempre hemos tirado del rockabilly cuando estábamos necesitados de energía: mucho Carl Perkins, mucho Elvis, mucho Robert Gordon (oh Link Wray!, oh Chris Spedding!) y ahora un poco de tito Neil Young.
Cuando encendimos el plato, comenzó a girar y pusimos la aguja (Shure tenía que ser) en la pista de salida: los primeros acordes de Betty Lou’s got a new pair of shoes (de Freeman)… y la voz de seda… del mismísimo (sí, la misma de siempre, la del Comes a time, la del minero eterno buscador del corazón de oro, la de Four strong winds, la de Southern man…) nos dejaron petrificados. Nos miramos … y: “Bueno, yo no ze qué decíh, pero ehtoy alucinao…”
Cuando los Shocking Pinks empiezan el segundo tema, típicos compases de baladón fifty,  y entra Neil con su vocecilla de siempre “Raining in my heart, since we’ve been apart…” (nos emocionaba ya la versión de Slim Harpo), con esas coristas de la escuela Andrew Sisters, con ese recitado (“Honey, I need your love…”). Gozo para el alma… y pa el cuerpo. Canciones cortas y directas al corazón,  letras sencillas, melodías exquisitas. Neil Young haciendo algo que le gustaba, por lo menos en aquellos momentos, y nosotros disfrutando con aquellas cancioncillas nuevas de Neil. 1983.
Y Payola Blues, vaya tema suyo y vaya manera de cantarlo (seguro que tenía a su admirado Lennon en mente), y Wonderin’ (doo wop…), 


 y Cry cry cry, 



... y más clásicos: Bright lights big city, Mystery train, y …  Al final nos vimos todos rock'n'roleando con Neil and the Shocking Pinks.
Hacía mucho que no lo escuchaba. Hoy lo he vuelto a saborear, como en los viejos tiempos.


¿Habrá algo de rockabilly en el Rust Fest de Frías del año que viene? ¿Por qué no…?