
Jonathan Richman cumplió ayer 60 años. Ha pasado mucho tiempo desde que fundara, por su admiración hacia la Velvet Underground, aquel grupo rockero y seminal del punk llamado The Modern Lovers, donde compartía grabaciones y escenario con Jerry Harrison y David Robinson (posteriormente en Talking Heads y The Cars, respectivamente). Los Sex Pistols lo reinvindicaron incorporando su “Roadrunner” a su repertorio.
Él mismo cuenta que lo dejó, entre otras cosas, porque la distorsión de las guitarras podía molestar a los bebés…
A partir de aquí, inicia una carrera en solitario donde combina varios estilos, siempre con la sencillez, su honestidad y su gran sentido del humor, como características principales. Su guitarra y un poco de percusión es todo lo que necesita para acompañar sus melodías. Y para emocionar. Con esta formación, lleva girando un buen puñado de años.

Ha cantado en español, en francés y en italiano. Rock, pop, country,… Sus canciones más conocidas en nuestro país fueron el tema que aportó y dió título a la película “Algo pasa con Mary” y su simpática versión en castellano de “Vampiresa mujer” (del álbum “Her mystery not of high heels and eye shadow”, 2001), aunque también tuvieron bastante repercusión canciones tan emblemáticas como “Pablo Picasso”, “Egyptian Reggae”, “New England”, “The morning of our lives”, “I’m a Little dinosaur” o “That summer feeling”.
En la actualidad anda por Nashville, donde actuó hace un par de semanas, acompañado de su inseparable percusionista Tommy Larkins. Artistas de la talla de Teenage Fanclub, Violent Femmes, Iggy Pop, David Bowie o Frank Black (Pixies), que incluso compuso un tema en su honor (“The man who was too loud”), se han declarado fervientes admiradores de este simpático y entrañable crooner.
Pudo haber sido una gran estrella como aquellos miembros de su grupo. De hecho, sus primeros discos fueron producidos nada más y nada menos que por Kim Fowley y John Cale. Pero él era diferente. Imagen y actitud. Así, él siempre prefirió actuar para hospitales de niños o geriátricos antes que en cualquier sala o recinto de los habituales circuitos del rock.

Se sonrojó cuando, después de un maravilloso y divertidísimo concierto, le comenté que siempre había sido una fuente de inspiración para mí. Gran tipo.
Gracias por todo, Jonathan. Feliz cumpleaños.