domingo, 15 de septiembre de 2013

Frías days on my mind (There's a place)



Cuando decidimos que asistiríamos a Frías, al primero que se lo  conté fue a nuestro amigo “el Huelva” (lo llamábamos así porque su familia se había trasladado a nuestro pueblo desde la capital hacía unos 40 años). Lo conocí gracias a mi primo Alonso, guitarrista de The Lopez, que junto con Paco Romero (Kinkspain) formaban un grupo de adolescentes bastante “curioso” para los tiempos que corrían… Adoraban la música y eso fue lo que nos unió, a pesar de la diferencia de edad (8 años) que en aquella época se notaba bastante. Yo les debía parecer un viejo, con mis veintipocos. Más de tres décadas, miles de momentos musicales y millones de risas después, ya nos habíamos hecho inseparables. Me encargó que le hiciese el vídeo de su boda. La banda sonora la dejó a mi elección, sabía que le gustaría porque conocía sus gustos. La única insinuación consistió en recordarme que incluyera “la mejor canción del mundo…” (Se suponía que yo debía acertar a cuál se refería). No fue difícil, muchos días de música juntos. En aquella época, estaba entusiasmado con la espectacular versión que hace Elvis Costello del “Walking on thin ice” de Yoko Ono.
Él conocía, por su profesión de camionero, casi España entera, aunque su mastodóntico vehículo jamás podría haber transitado por aquellas angostas carreteras que llevan a esa mágica pequeña ciudad de Burgos. Enseguida, picado por su innata e insaciable curiosidad, se puso a buscar información. Al momento ya la tenía localizada en un mapa, ilustrado con preciosas fotografías. Cuando le comenté que The Lopez actuaríamos allí se les encendieron sus enormes y siempre abiertos ojos. Nuestro fan más fiel. –“A ver si puedo ir…” Andaba delicado de salud últimamente.
El día 1 de julio, cuando ya teníamos las maletas preparadas, de madrugada, a traición, recibí una llamada de teléfono que no me dio tiempo a contestar; a continuación, el mensaje fatídico. La vida mostrando su lado más brutal. No hay mayor dolor ni palabras con las que describirlo. (¿Es este post parte de la pesadilla?)
El día anterior me había contado su preocupación porque se sentía demasiado cansado. Hablamos un ratito y se despidió, ahora que lo pienso, de forma no habitual… Su eterna alegría ahora era tristeza. Aunque todavía no nos lo podemos creer, ya … descansa para siempre.
…Y nos fuimos a Frías. Teníamos mucha ilusión y él lo sabía. Él también vino. Cada segundo, cada minuto, allí estaba con sus tres mejores amigos, como en los mejores tiempos.
Como ya han contado muchos de los que compartieron ese inolvidable IV Rust Fest, aquellos días de Frías fueron mágicos: la música y la amistad forman buena pareja. Los grupos estuvieron inmensos, se respiró Neil Young del bueno en aquel maravilloso patio de armas del impresionante castillo. Capítulo aparte la actuación en la iglesia de dos de los integrantes de Rustie Harvesters: escalofrías. A tito también le hubiese encantado. Aunque daba la sensación de que nos conocíamos de toda la vida, poder charlar y daros esos abrazos gigantes que siempre os mando, fue toda una experiencia que me hizo recobrar esa energía positiva que parecía haber perdido. Por cierto, al final aunque no podíamos con nuestros cuerpos, cantamos (obviando algún tema de Neil Young que habíamos preparado), con las escasas fuerzas de las que disponíamos, como se puede apreciar en el primer vídeo…Para él, por él.
Haber conocido a Arlet y poder cantarle su nana, otro sueño hecho realidad.
El segundo montaje es simplemente un álbum de fotos. Parafraseando (casi) el temazo de mis siempre admirados Easybeats y acompañado de un viejo tema de ese grupillo que tanto me gusta, lo he titulado Frías days on my mind (There’s a place). Espero no os importe que haya cogido prestadas algunas de vuestras fotografías y que os haya incluido en él.
Aprovecho para agradecer, en nombre del  grupo de Huelva, el cariño inmenso con el que nos acogisteis, a pesar de que no nos encontrábamos en nuestra mejor forma…