Jesús de Triana

Feliz cumpleaños, Jesús, dondequiera que estés. Sabes que te seguimos echando de menos. Hoy cumplirías 66. ¿Te acuerdas de aquel día en que nos conocimos? Ya pensabais que nadie os iría a ver a Niebla. Estabais algo desanimados pensando que tendríais poco público, porque en aquella época (1975), recién publicado vuestro primer y glorioso disco, aún os conocía poca gente. Pero nosotros sí que os habíamos escuchado y nos identificamos rápidamente con vuestra osada pero maravillosa propuesta musical.


Aquella noche fue inolvidable. Cuando llegamos a la plaza del pueblo, acababan de probar el sonido y todo parecía estar en orden, pero…
-“Oye, vosotros sois Triana, ¿no?”
- “Sí, hombre, ¿qué pasa? Yo soy Jesús, este es Eduardo y aquel, Tele.”
-“Venimos del pueblo de al lado, San Juan del Puerto. Nos ha encantado vuestro disco y hemos venido la reunión entera a veros. ¿Estáis preparados, todo bien?”
-“Bueno, la prueba ha ido estupendamente, pero estoy fatal con la barriga, tío. Inflado con los putos gases.”
-“Cago en dié. Tómate una tónica a ver si se te pasa.”
-“¿Tónica?, ya llevo tres o cuatro. Veremos a ver cómo me sientan…”
Aquel concierto fue el mejor de todos los que tuvimos la suerte de vivir con Triana. ¡Qué impresión la guitarra flamenca amplificada de Eduardo, cómo sonaba! ¿Y la batería de Tele, con todos aquellos artilugios de percusión?, ¡qué pasada! ¿Y el teclado y la voz de Jesús…? ¡Qué detalle dedicarnos aquella actuación¡ (-“Va por nuestros amigos del Tigers, de San Juan del Puerto”).



-“Oye, Jesús, nos habéis encantado. La actuación ha sido espectacular. Por cierto, no se te ha notado nada lo de los gases.”
-“Estoy mejor. Ya con “Abre la puerta niña” (la primera canción) empecé a soltarlos…
Oye, ¿nos podríais echar una mano para desmontar todo el tinglado? ”
-“Ahora mismo.”
Mientras les echábamos las manos, con el ajetreo y el esfuerzo de desmontar el escenario y cargar el camión de todo tipo de cables, aparatos, focos, amplis e instrumentos, Jesús siguió aliviando su barriga de la forma más natural…



Durante la promoción de “Hijos del Agobio”, nos vimos varias veces más. Recuerdos imborrables. Aquellas conversaciones sobre Pink Floyd, el rock progresivo, el flamenco auténtico, las utopías… Cariñoso, afable y cercano, siempre nos reíamos recordando la anécdota de la primera actuación y de “las circunstancias” que la rodearon.
Dejamos de vernos cuando ampliaron sus horizontes, tras la publicación de su tercer disco. Tal vez habían cambiado demasiado... las circunstancias.