sábado, 25 de diciembre de 2010

El mejor recuerdo: DE GIRA con SABINA


Si comienzo diciendo que he visto cuatro conciertos de la gira de Vinagre y rosas, podríais pensar que estáis ante un fanático de Joaquín Sabina, pero no es así, o mejor, digamos que no era así. Lo soy de Mara Barros. ¿Qué quién es ella? A pesar de su extensa carrera: cantante en un grupo pop, flamenco, televisión (Popstar), un disco en el mercado (“Dímelo tú”, 2003), actriz, protagonista de dos musicales (“Hoy no me puedo levantar” y Enamorados anónimos”), no era demasiado conocida para el público en general, hasta que Sabina la llamó para que le hiciera los coros (acertó porque su maravillosa voz empasta perfectamente con la suya) en su último trabajo y para que lo acompañara en su larga gira por España y Sudamérica. Cualquier seguidor del de Úbeda ya la conoce y sabe cómo canta. Es espectacular, nunca mejor dicho. Su voz es muy elegante, con distintos registros (tremenda su interpretación de “Y sin embargo te quiero”, como podréis comprobar en el vídeo siguiente), capaz de alcanzar con gran solvencia esas notas reservadas y de privilegio. Cautivadora, sus baladas (está impresionante en “Como un dolor de muelas”) son siempre emocionantes. Versátil, se ha adaptado a Sabina como si llevara con él toda su vida. Además, es muy especial para mí. Si tenéis memoria, no como yo, recordaréis haber leído su apellido en este blog varias veces. Es hija de mi entrañable amigo Pepe Barros, con el cual tengo el placer de compartir desmesura por los cuatro aquellos de Liverpool y muchos de los momentos más importantes de mi vida. Algunos de ellos mientras lo acompañaba en esas cuatro jornadas, dos en Málaga, una en Huelva y otra en Sevilla. Cuando el maestro me vió en Málaga en el segundo de los conciertos, me saludó : “Hombre, bítel, ¿otra vez por aquí?”. Le contesté: “Eh, que no vengo a verte a ti, vengo a ver a Mara…”



En realidad, también iba a verle a él, por supuesto. Ya conocía su despampanante obra. No lo había visto en directo, pero había oído hablar de su maestría encima del escenario. Su impresionante presencia, sus anécdotas, su ingenio, su sentido del humor, su chispa y su capacidad de improvisación. Y lo he comprobado. La gente se emociona, ríe, la mayoría canta sus letras. Maestro, también, del entretenimiento. Después de escuchar sus primeros discos y ver su evolución, soy de los que piensa que su voz, a pesar de otras opiniones, ha mejorado con los años. Como les ha pasado a sus admirados Leonard Cohen (ya tenía las entradas para su concierto de despedida en Nueva York) o al mismo Dylan (nos dijo que la mejor canción de la historia, para él, era “Like a rolling stone”), su registro actual es mucho más auténtico y su entonación impecables, con una expresividad brutal. Cada vez que escucho algunos de sus primeros discos me reafirmo: en el “Vinagre y rosas” canta mejor que nunca (compruébese en Viudita de Clicquot, Cristales de bohemia o en su preferida, la que da título al CD), y eso se nota también en los recitales, cuando interpreta canciones de su primera época. Princesa, Boulevard de los sueños rotos, ¿Quién me ha robado el mes de abril? o Peor para el sol, ahora suenan con una prestancia que antes no tenían. En los cuatro que he tenido el privilegio de presenciar ha estado, en ese sentido, magnífico. Además, con un repertorio como el suyo, es imposible resistirse ante su habilidad para la seducción. Transmite autenticidad porque él es así. Auténtico.


Y a su banda. Sabía que llevaba a los mejores del país. Y son parte fundamental en los espectáculos. Ellos son, también, protagonistas. Cada uno de ellos participa y se divierte como si estuviera comenzando su carrera. Su admiración por Sabina es la clave. Pancho Varona, Antonio García de Diego, Jaime Asúa, Josemi Pérez Sagaste, y Pedro Barceló. De impresión. No se puede destacar a ninguno porque los cinco son de un nivel estratosférico. Llevan mucho tiempo tocando juntos y eso se nota. Como antiguamente se decía, es un conjunto. Y como tal, suenan…



La organización estuvo siempre de sobresaliente. Todo lo que hay sobre el escenario está estrictamente controlado, con mucho gusto y clase, como se puede comprobar desde el inicio, cuando te sitúan en ese mundo romántico y de vodevil de Lili Marlene, tan emparentado con el de Sabina, que luego te lleva a recorrer, repasando sus temas más emblemáticos, hasta que, al final, te tiene que dar “pastillas para dejar de soñar”.
Todo el personal técnico de la gira vive cada concierto como si fuese el último de sus vidas, disfrutando durante las actuaciones como los miles de asistentes que llenaban, cada noche, los recintos. Nos acogieron como si fuésemos parte de ellos, a veces invadiendo su sagrada intimidad. Desde aquí queremos agradecérselo a todo ese gran grupo que participa en la gira, especialmente a esa fabulosa banda (a sus amigos, amigas y parejas), a Carmela (Ay Carmela) y a la road manager, Cristina.
Por supuesto, a Mara. Por su encantadora forma de ser. Verla sobre el escenario, cantando con el “jefe” (con una complicidad llena de cariño y admiración mutua), ha sido para mí casi tan emocionante como para su padre.
Y a él, mi amigo Pepe, por lo bien que nos lo pasamos siempre, incluso, ahora ya me lo parece, la lluviosa noche de aquel día regresando de Málaga, de madrugada, y en la que nos vimos “más pallá que pacá”, en un par de afortunadas ocasiones. Menos mal que íbamos despacito...
Y al maestro. Por ser como es, y por los 19 ratos y 500 risas.

7 comentarios:

Atalanta dijo...

Ay, madre, limpiate que se te cae la baba con Mara. Sí debe ser curioso ver a alguien que conoces tan bien sobre un escenario. Con Sabina tengo una relación especial. Reconozco que ha escrito muchas de las mejores letras del pop español pero cuando me pongo con sus discos o los oigo por ahí, siempre hay canciones que me parecen bastante flojas, que no me cuadran con lo excelso de otras. El que más me gusta es "19 días..." pero creo que me quedo con una recopilación. Un abrazo.

Redacció dijo...

Historia de la música de este país. Aunque le he perdido la pista con este Vinagre Y Rosas. Siempre he tenido muy presentes su discos Hotel Dulce Hotel hasta Yo mi me contigo, aahh! y La Mandrágora!!! buenísimo. Y tienes toda la razon, lo vi en el campo del Levante y me quedo con el Sabina de ahora. Cuando Mara se queda sola en el escenario, se convierte en la jefa. Muy buen post, y si alguna vez vuelves a coincidir con ellos felicítales de mi parte.
Saludos.

Savoy Truffle dijo...

Amigo Paco, a mi el Vinagre y Rosas de sabina me parece como un Greatest hits, tiene tanta variedad y me recuerda por momentos a tantas otras canciones de otros discos, que por eso es extraordinario. Serí malo si Joaquín no hubiese aprendido con los años, y si lo hahecho, a pesar de que los dos discos anteriores no eran muy buenos. Saludos.

Paco dijo...

Atalanta, ¿se nota lo que quiero a Mara? Baba la que se me caía en los conciertos...
Freaky, estoy de acuerdo con lo de "Cerrado por derribo". Lo mejor en castellano sin duda.
Txals, les daré las felicitaciones de tu parte.
Savoy Truffle, me refería a sus "habilidades" con su voz. Es verdad que sus dos discos anteriores fueron algo más flojos, pero éste ha sido, injustamente, infravalorado y es muy bueno.
He quitado las fotos nuestras porque el blog me estaba recordando al ¡Hola!
Un saludo a todos y gracias por pasaros.

Aldo dijo...

Que increíble que alguien salido de Popstars (o similares) pueda hacer una carrera.. En Argentina los ganadores de concursos son rapidamente abandonados por las discográficas después de los compromisos de rigor, y tienen que rehacer su carrera desde cero.. O todavía peor, porque el antecedente televisivo se les pone en contra.. A Sabina lo he visto por aquí cuando anduvo con Serrat.. ¡Saludos y Felcidades!

Kinkspain dijo...

Esta entrada sería mucho más divertida si contaras algunas de las anécdotas que viviste en esos días de convivencia con Sabina & Cía. Como eres un tío muy discreto, seguro que no lo haces.

Cada vez me cae mejor Sabina, musical y personalmente hablando.

Paco dijo...

Aldo, Mara ha tenido que luchar mucho porque, como dices que pasa allí, la disquera (en este caso la Warner) no la trató como ella se merecía. Pero es demasiado buena y por eso ha llegado hasta donde está. Un abrazo.
Kinkspain, ya me conoces. A mí me pasaba igual. Y cuando he podido conocerlo de cerca ya ha sido el remate. Joaquín es mucho Sabiana. Otro abrazo.